miércoles, 16 de febrero de 2011

La pereza o un amor al reves

Sí, podría darte mi número, y seguramente tú me llamarías y yo esperaría más niña que lo hicieras. Quedaríamos en algún sitio amable y al principio los dos nosgh sentiríamos especialmente torpes con las palabras. Te tiraría el humo a la cara por los nervios y tú me darías una patada por debajo de la mesa, pero nos reiríamos y a partir de ahí todo se volvería más fácil. Jugaríamos a pagar rondas de vergüenza hasta emborracharnos la brusquedad por besarnos. Se nos haría de día presentándonos desnudos en el sofá y bromearíamos sobre la necesidad de repetirlo. Quedaríamos muchas veces más, al principio buscando excusas, después excusándonos por no hacerlo. Y todo sería sospechosamente perfecto: la cama, la risa, el ejército de hormigas en el vientre. Y de repente, llegaría la mañana en que te das cuenta de que estás queriendo con la cabeza, el corazón, el humor y el sexo. Con suerte ninguno de los dos enfermaría de cobardía y no nos arañaríamos demasiado. Como primicia no le daríamos importancia a los enfados y luego nos enfadaríamos sin importarnos. Nos creeríamos invencibles, pero llegaría la noche fría en la que me pondrías la mano encima y yo no la sentiría. O el momento en el que tú aborrecerías mi manera de contarte cómo me ha ido el día. Puede que hasta consiguiéramos fingir la vehemencia suficiente como para pretender que el desencanto no resulta tan doloroso. Como mínimo, uno de los dos saldría trasquilado, y no es que me acojone la posibilidad de que me hagas daño... Pero últimamente ando aquejada de pereza, se me ha dormido el corazón y no me encuentro por ningún lado las ganas de querer. Y encima, lo que yo quisiera es un amor al revés, uno que empezara mal y terminara bien. Uno que empezara con gritos, siguiera con caricias y se agarrara con besos. Un amor totalmente al revés. Uno que no terminara.

sábado, 29 de enero de 2011

dejarse llevar

mira jugaremos a un juego, a partir de ahora, para ti yo sere especial, y tu para mi, cada vez que nos veamos nos alegraremos de estar uno junto al otro, nos besaremos, nos abrazaremos sin preguntar el porque, sin pedirlo, sera un juego mas, algun día nos cansaremos de jugar y cambiaremos el juego, pero de momento jugamos a este vale?



domingo, 23 de enero de 2011

Teorema de una sonrisa

Sonreír no tiene nada que ver con reír. Simplemente comparten letras. La sonrisa crece. La risa estalla. La sonrisa calla. La risa berrea. La sonrisa escucha. La risa habla. Pero si se puede sonreír incluso mientras se llora. Con eso está todo dicho.
De cualquier modo, si hay algo que realmente me fascina del acto de sonreír es lo mucho que se obtiene frente a lo poco que cuesta. Lo poco que abunda frente a lo gratis que es.
Lo bien que conozco el teorema.
Lo poco que me lo sé.

caprichosa

Lo besa con esa boca que sabe todavía a amor, como una niña pequeña y caprichosa que busca un beso y sabe que lo encontrará.

viernes, 21 de enero de 2011

¿Es curioso? no echar de menos lo que un dia echaste de mas

el gris no es mi color.

Ya, puede que sea un poco rara. Un día me verás llorando, por los suelos, y al siguiente dando saltos de alegría en lo más alto. Por las mañanas puedo ser encantadora y por las tardes la más odiosa que conozcas. Mis sonrisas te pueden embobar, pero tengo miradas que te van a espantar. Habrá días que estaré 24 h. contigo, abrazándote, agobiándote, haciéndote reír. Otros, sin embargo, notarás que no estoy aquí, que nada me incumbe y nadie tiene que ver conmigo, esos días te aconsejo que no te esfuerces ni en tocarme. Con el tiempo verás que soy de extremos, que conmigo es blanco o negro, pero que el gris para mí no existe: o te quiero o te odio, o me gustas o me das asco, o me da igual todo o todo me influye. También te darás cuenta de que me doy entera a todo, que las cosas, cuando decido hacerlas, las voy a hacer bien y me dejaré en ellas sudor y lágrimas… que cuando lloro, lloro hasta soltar la última lágrima, que cuando río, se me sale toda la fuerza en cada carcajada, que cuando me enfado, lo hago con toda mi energía, que cuando grito, me dejo la garganta y que cuando beso, lo hago como si fuera la última vez. Después de darte cuenta de todo eso sabrás, si eres un poco inteligente, que cualquier día, a cualquier hora, me puedo ir de tu vida tal y como llegué, sin esperarlo, con fuerza, y de repente.. Para ese día ya habrás descubierto que es inevitable cogerme cariño. Pero no te preocupes, cuando me vaya ya me conocerás lo suficiente y sabrás qué hacer para que vuelva, si no lo sabes todavía…